Hice una canción para diez mil locos
cansados de vivir.
No pude quedarme allí, no
debo.
Tuve que mirar hacia otro
lado
en todas las esquinas del
mundo,
me sentí retornable en
aquel vidrio,
aquella búsqueda como un
pétalo roto.
Desfallecer a lomos del
impulso,
desbordarse en lo poético,
amar el tiempo de los
otros,
mirar por la ventana todo
aquello.
Huyo despavorido hacia
otro verso
porque todo lo que
pertenece a mi memoria
es reciclable.
Qué quedará hoy de
aquellos bancos,
aquellos jóvenes tan
ebrios,
las calles del Carmen, las
terrazas de Abastos,
aquellas cartas sin marcar
dónde divagar errores.
Nuestra pequeña venganza
en frío.
Reabrir aquello es
maldecir el siglo,
ahora que sólo mi vieja
máquina
es testigo de mis cambios.
No están aquí para
observar al hombre
todos aquellos miedos que
me inquietan.
Hoy miramos el cielo
turbio con alegría,
para que se borre del mapa
por detrás de nosotros
ya sin causas abiertas.
https://www.youtube.com/watch?v=yMvWAuLhjB4
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